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El «Foco de Atención» como variable psicológica para el éxito deportivo

En la última sesión formativa que tuve la responsabilidad de impartir, se generó un interesante debate en torno al concepto del FOCO DE ATENCIÓN. Algunos de los entrenadores asistentes, pusieron de manifiesto que les resultaba contradictorio escucharme decir que nuestro cerebro no es capaz de atender a dos estímulos a la vez, y por otro lado, insistirles en que nuestra atención puede entrenarse para “elegir” a que pensamientos poner atención, o dónde poner el foco. Tengo que decir que, este tipo de debates en mis charlas, cuestionar conceptos tratados durante una sesión y ponerlos del revés y del derecho, no dar nada por hecho, querer profundizar o aportar puntos de vista diferentes es sinónimo del éxito de una ponencia. Una sesión formativa, charla o como queramos enfocarla, no trata de que uno hable, y el resto aprendan de él o ella, sino que cuando todos aprendemos de todos es mucho más gratificante y enriquecedor, y uno de mis principales objetivos cuanto me enfrento a una sesión como ponente son hacerlo con humildad y empatía para seguir mejorando como profesional y como persona.

Empecemos introduciendo que el Foco de Atención es una variable fundamental para alcanzar el éxito deportivo, a veces, incluso por encima de habilidades técnicas y tácticas. La atención va ligada a un proceso psicológico y a la cualidad de ejercer un control óptimo y adecuado del foco atencional, lo cual va a favorecer alcanzar buenos resultados en la competición. Y sólo cuando el jugador es capaz de mantener y focalizar la atención en la ejecución de la tarea, controlar en cierto modo los pensamientos y evitar dejar a la mente divagar, es cuando hay una optimización del rendimiento.

Está claro que esta “destreza” obedece a diferencias individuales, es decir, habrá jugadores muy hábiles en cuanto a concentrarse y focalizar su atención y habrá otros más susceptibles de dejarse llevar por pensamientos disruptivos, o centrados en el pasado o en el futuro, deportistas que se quedan como “anclados” en el fallo recién cometido (pasado), olvidando estar en el presente, en la acción que sigue, en el tiro que toca ahora, etc.

Los psicólogos decimos que la atención es un “músculo” más, y como tal, se entrena.  Para ello, se practican ejercicios específicos que estimulan los diferentes tipos de atención implicados según el deporte.

Desde el punto de vista teórico, podemos distinguir distintos tipos de atención:

  • Atención focalizada: referida a la cantidad de información seleccionada en un momento dado.
  • Atención sostenida: relacionada con el aspecto temporal de la atención. Es decir, analiza el periodo de tiempo en el que un nivel de ejecución puede ser mantenido, y la consistencia de la ejecución durante ese periodo de tiempo. Se relaciona con los conceptos de rendimiento continuo (la tarea requiere una continua respuesta del sujeto) o de vigilancia (la tarea requiere respuestas muy espaciadas, con periodos largos de alerta y control motor).
  • Vigilancia: es la disposición para detectar y responder ante la aparición de leves cambios en el entorno a lo largo del tiempo.
  • Atención selectiva: es la capacidad para mantener una respuesta en un contexto de distracción o competencia estimular. Se relaciona con los conceptos de concentración (seleccionar y reunir en el mismo foco toda la estimulación relevante) y cambio atencional (capacidad de flexibilizar el foco en función de las demandas de la tarea).
  • Atención dividida: la capacidad para atender simultáneamente a dos o más tareas, o a más de un estímulo en una misma tarea.
  • Atención alternante: se refiere a la capacidad de flexibilidad mental que permite al individuo alternar su foco de atención y moverse entre tareas con diferentes requerimientos cognitivos.
  • Control atencional: hace referencia a la planificación, regulación y verificación de conductas dirigidas a una meta.

Cada deportista presenta un estilo de atención dominante sobre otros, por lo que los estilos dependen de las diferencias individuales, de las habilidades que requiere el deporte que se practica y de la activación del deportista. Es cierto que cuando el deportista presenta un nivel de activación elevado, su estilo atencional dominante prevalece. Pero cuando el nivel de activación sobrepasa el umbral, el jugador pierde el control de su atención al entrar en un «estado de pánico».

En el caso de la sesión en la que se genera el citado debate en torno al foco de atención, que como acabamos de ver es un concepto muy amplio, quise referirme y hacerles reflexionar exclusivamente en lo relativo a la atención selectiva y alternante.

La prueba a la que les reté se puede resolver por personas entrenadas (como fue el caso de uno de los participantes) o por otros que tengan la habilidad innata de una buena atención alternante. Sin embargo, el porcentaje de personas no entrenadas que podrían hacerlo era casi nulo, y por lo tanto es una prueba que puede valer para hacer entender a los oyentes, descubriéndolo por sí mismos, lo que pretendía. Es decir, que está comprobado científicamente que no podemos prestar atención a dos cosas a la misma vez (ni siquiera, a pesar del mito, las mujeres).

Por ende, no podemos pensar dos cosas a la misma vez, y pensar en nada es “imposible”. Nuestro instinto de supervivencia nos hace estar siempre más predispuestos a estar pendiente de las amenazas (pensar en lo que puede salir mal). Por contra, si pienso en algo útil (o neutro), evitaré la presencia de pensamientos negativos (los fallos pasados o en el miedo a que pasará si fallo la siguiente; estos te predisponen), y a partir de ahí centrarnos únicamente en lo que depende de nosotros. Por supuesto que esto algo muy fácil de decir, pero muy difícil de hacer, y que requiere de mucho entrenamiento.

La atención alternante, o velocidad de cambio de foco, marca diferencias en deportes colectivos como el baloncesto, balonmano, hockey o fútbol entre otros. Un ejemplo de ello es Leo Messi, antes de recibir la pelota ya tiene claro en su mente lo que va a hacer, anticipa y crea soluciones que otros no podrían ver porque él sabe dónde mirar, dónde poner el ojo, y está enfocado en el aquí y ahora (pensamientos útiles), y ha sido capaz de alternar su atención entre muchos estímulos: su situación en el campo, de dónde viene y cómo viene la pelota, el movimiento de compañeros y rivales, etc. Y, con toda esa información, decidir con rapidez. Sin duda, este flow, talento o habilidad de Messi para alternar con rapidez el foco atencional es diferencial en su deporte, pero para ello tenemos que conseguir lo primero, es decir, mantenerse concentrado, con sus pensamientos en el aquí y ahora, este es el comienzo.

Por otro lado, cabe decir que es casi imposible no irse en algún momento. Llevar a la mente algún pensamiento negativo tras un fallo o en un momento de presión es normal. No obstante, un deportista bien entrenado tendrá la capacidad para darse cuenta de que “se ha ido” y recuperar muy rápidamente el foco. También se suelen entrenar lo que llamamos “palabras anclaje” (palabras que crean una asociación mental de forma similar a cuando se hace con las técnicas de relajación para reducir ansiedad).

El foco de atención se puede y debe trabajar de forma progresiva y específica, pero también solemos trabajarlos en circuitos donde se alternan ejecuciones técnicas, físicas y mentales, con el fin de trabajar la atención también en situaciones en que las pulsaciones son más elevadas y es más difícil pensar, con un nivel elevado de activación.

Técnicas de mindfulness (foco atencional + estar en el aquí y ahora) y técnicas de control de la respiración (control del nivel de activación, ansiedad), combinado con ejercicios de visualización (reforzar automatismos + foco de atención + preparación de escenarios y comportamientos).

Y una vez más me despido recordando que no hablamos de magia sino de Psicología, ni más ni menos, y para muestra tenemos el ejemplo de campeones como Pau Gasol, Leo Messi, Federer o Kobe Bryant, que han llevado y llevan a cabo estas rutinas dentro de sus planes de entrenamiento.

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