Hoy, mi admirado Valentín Pizarro, árbitro de fútbol debutante en primera división, al que tuve la fortuna de conocer en una jornada de Liderazgo Deportivo junto al carismático Álvaro Merino, ha recibido el Trofeo Guruceta al mejor árbitro de la temporada. Es la primera vez en la historia que un debutante consigue este galardón.
Valentín es un ejemplo de compromiso y preparación, profesional y humilde.
Un arbitro es un deportista que tiene la responsabilidad de tomar decisiones transcendentales en cuestión de segundos y bajo presión constante de jugadores y aficionados, de ahí la importancia del trabajo de variables psicológicas como la concentración, la gestión del error, el foco de atención, la autoconfianza, equilibrar el perfeccionismo y la autoexigencia, los valores como la honestidad, y otras más.
Al mismo tiempo, un árbitro es y debe ser sobre todo un buen líder. Un líder de un equipo de árbitros, y un líder para los jugadores que están en la cancha. Sin embargo, el liderazgo del árbitro es algo que, por lo que percibo de la cantidad de partidos en categorías de formación de distintas disciplinas que tengo la oportunidad de ver cada semana, no resulta tan evidente, y detecto grandes posibilidades de mejora.
Por eso, parte importante del trabajo psicológico con este colectivo desde la base, debe ser la de trabajar las características de un buen líder y aportarles técnicas para la mejora de la gestión de las relaciones, y por ende también de las emociones, propias y ajenas, la importancia de saber transmitir tanto entre los propios compañeros árbitros como a los jugadores.
¡ARBITRAR ES LIDERAR!
Gracias Álvaro y Valentín por compartir sus conocimientos y experiencias.